El eco en el salón repleto
apagaba el altar de las cosas
iluminando el interior como
plegaria que se oye de cerquita
el eco en el pecho lleno
duplicaba un latido de queja
al llamado de la gran ausente
de todo lo que falta pero está
el eco no es reloj
pero parece serio
al tiempo que
el tiempo no pasa
nunca
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