Arrebatado al vicio
como botín de guerra
pero liberado de viejas esclavitudes
se entrega en efectivo al dictado del sentir
olvidando a sus vecinos
golpea impiadoso las paredes
hasta abrir huecos hermosos
donde la luz se enfiesta
sonar aunque digan basta
de las campanas que anuncian al pueblo
que nadie sabe cómo
de nuevo nació un sentimiento
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