No siento el mar cuando la llama
de la espera rompe olas incontables
contra un cuerpo que se baña solo
en la playa muda de la infinidad
tampoco aporta el mundo un ruido
que apague los ecos ciertos por venir
desde el centro mismo del arrabal
visitado desde siempre con asombro
mas canta alto el silencio sano
en estruendo solemne todo sal
ya sin espinas en todo tono
el canto verde del más acá
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